Las religiones del Hombre

Las religiones del Hombre

de-los-diversos-dioses
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En la Grecia de los tiempos históricos, multifacética, con mezcla de diversas  religiones, la división que debe hacerse para mejor comprensión  es entre

  • religión olímpica,  de cultos al aire libre en torno de las cimas del monte sagrado, y características de cordura, claridad y serenidad, y
  • la ctonia de  cultos de la tierra y de las regiones subterráneas

A menudo señalados por la oscuridad y el místico anhelo de una unión entre el hombre y la divinidad.

Al tratar las diferentes variedades de creencia y experiencia religiosa del mundo griego, el término “religión” se aplica frecuentemente a cada uno por separado, así hablamos de religión olímpica, religión ctonia, religión dionisiaca, etc.,  PERO el observador imparcial habla también de religión cristiana, religión musulmana,. y de quienes se hablan pertenecen a diferentes mundos religiosos, y es esta conciencia una parte importante de su religión misma,  estando dispuestas a matar y morir en afirmación de ello. Ambas religiones pueden remitirse al judaísmo como uno de los antecesores de su respectivo credo, pero ambas permanecen mutuamente excluyentes, pues es imposible imaginar a un cristiano que se proclama musulmán y viceversa.

Tratamos con diferencias tan claras como esta al tratar  entre religiónes,   el término “religión” es utilizado para describir así fenómenos acerca de los cuales tales presupuestos serían enteramente injustificables. Lo serían al tratar de las religiones de la Grecia clásica, y lo serían, prácticamente, en la totalidad de los casos.

Las diferencias entre el culto de Zeus olímpico y los misterios de Deméter nos pueden parecer tan grandes como las existentes entre dos religiones cualesquiera, tales como las cristiana y la musulmana.  Empero dichos cultos no sólo no llevaron nunca a guerras persecutorias, sino que además para la misma persona era perfectamente  posible ser devoto participante de ambos.   Core, la hija de Demeter tenía como padre a Zeus, quien podía ser invocado tanto como ctonio que como olímpico, Este ejemplo muestra que no se trataba de dos dioses diferentes para el ateniense del S. V.,  y que es este ejemplo sólo uno de entre muchos ejemplos que pueden aducirse para mostrar que en tal o cual religión no podemos trazar las distinciones tajantes que nos parecen hoy tan evidentes. No es cuestión de la tolerancia que en el mundo moderno se enarbola, la que no borra la línea definida en las actuales religiones, sino una cuestión de falta de conciencia en la mente del devoto.

   En el mundo cristiano se encuentra un paralelo, donde sus diferencias no han sido inconsciente como atestigua la larga historia de persecuciones; existen hoy, adorando juntas en la misma iglesia, en aparente unanimidad, gentes de diverso grado de espiritualidad, capacidad mental y educación, factores según los cuales uno cree que Dios es paterno y bondadoso, otro que un justiciero pero despótico, otro que en un ser cuya naturaleza es simplemente humana elevada a la perfección,con el que  la unión espiritual completa no es meta imposible; y, la inmortalidad se concibe bien como un expediente de la justicia divina, con los tormentos del infierno para los condenados, bien con los tormentos rechazados como indignos de la Divinidad, bien como una extensión realista de la personalidad individual, bien como un estado de unión casi neoplatónico con el Espíritu supremo, en el cual la supervivencia de la personalidad apenas puede reconocerse sino dudosamente.   Pueden encontrarse casi todos los diversos matices de creencias que en el estudio de la religión griega, desde una tan externa como la de Homero hasta las formas más puras de misticismo.

La religión, en última instancia, es del individuo, y no hay dos hombres que tengan religiones exactamente iguales, aunque los   temperamentos similares prefieran agruparse, tendencia que aparecía  igualmente en la Grecia clásica.

De hecho representantes de tipos de religión opuestos invocan al mismo Dios con ánimo enteramente diferente (el cambio es de epíteto), y dioses considerados fuentes de inspiración de credos y aspiraciones incompatibles se hallan a veces pacíficamente unidos en el mismo campo.Mucha confusión han causado las tentativas de descubrir un orden y una razón inexistentes en asuntos cuya explicación es simplemente la tranquila inconsciencia de lo incongruente, tal como podemos observarlas hoy dentro de cualquiera de las denominaciones actuales.

Extraído de “Orfeo y la religión griega” de W.K.C. Guthrie

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