Advaita
Un día de pronto me di cuenta que no era cierto que no intentase vender nada a nadie, a ninguno de los participantes en mis seminarios y retiros, en realidad estoy vendiendo algo que no es nada, en nombre de la Entidad Divina, que, en realidad, no es entidad y, por lo tanto, tampoco es cosa alguna.
Y lo estoy vendiendo a Ustedes que no son nada. Realmente es una broma. Pero hasta que no nos damos cuenta de que lo es, puede ser una broma muy pesada.
Para la ciencia el “quien” no existe sino como patrón (de energía vivida) determinado, vibrando a increíble velocidad. Entonces el quién se desvanece.
El “que” no es algo que se pueda percibir por nuestros sentidos, de modo que también, se desvanece,
Sin apoyo del “quien” y del “que”, la búsqueda también desaparece en esa nada, en ese silencio nouménico puro, donde no hay buscador, búsqueda, ni nada que buscar.
Experimentemos, aquí y ahora, cerrando los ojos, sentándonos en cualquier postura que nos resulte cómoda, vamos a relajarnos. En el momento que nos dicen vamos a relajarnos enderezamos la columna, esto es justamente lo que sucede cuando buscamos, La búsqueda no cesa, no hay buscador.
Por eso cerramos los ojos y nos relajamos, con la comprensión de que en realidad “quién”, es un concepto imaginario, No hay quién, ni “qué” buscar. Si comprendemos esto de verdad, si podemos sentir que no hay “quién” ni “qué”, experimentamos el sentido de la nada y vivenciamos el momento presente, el momento eterno, que es de hecho la experiencia.
En el ahora no hay experimentador experimentando nada. Lo único que hay es la experiencia que es el momento presente, el aquí y el ahora. Y en ese momento eterno y presente, no hay “yo” ni transcurso del tiempo, lo único que queda es ese silencio donde no hay conceptuación (dependiente del yo y del tiempo)
Cualquier experiencia, sólo la “tenemos” cuando hablamos de la misma, la experiencia surge como un acontecimiento en el pasado cuando pensamos en ella. Siempre que hay una experiencia real, no hay experimentador, cualquier experiencia es necesariamente una experiencia impersonal. El acontecimiento impersonal adopta personalidad, asume individualidad, sólo cuando el yo piensa en ella. Pero esa experiencia ya pertenece al pasado. De modo que en la propia experiencia, tanto si es de sufrimiento o de éxtasis, nunca hay un yo, porque se produce siempre y necesariamente en el momento presente, en ese momento fuera del tiempo. En una dimensión diferente.
El momento presente no es el presente al asociarse con pasado y futuro. La experiencia es el momento presente
Si comprendemos esto gran parte de nuestra confusión y de nuestras preguntas desaparecen automáticamente.
De cualquier experiencia en la que podamos pensar, se puede decir: en este momento presente, puedo pensar en la experiencia. La experiencia en la que estas pensando es un recuerdo, nunca más volverás a tener la misma experiencia. La experiencia, en el momento presente, se esfuma en cuanto piensas en ella
También puedes imaginar una experiencia en el futuro
En cualquiera de los dos casos, pasado o futuro, no es el momento presente, es un truco de la mente, para recordarla o intentar repetirla o lo contrario, según hubiese sido aceptable a no.
Comprender esto, supone una transformación, que aunque en un plano intelectual, es una transformación. De donde resulta, que la implicación paulatinamente deja paso a la observación. Esto no es iluminación, no es el verdadero despertar.
Estas subiendo –como concepto- por una escalera, sin saber cuántos escalones hay. Lo único que haces es subir, y en esta subida que es el proceso, el último peldaño te llega de repente. El inconveniente es que si no dejas de pensar en el proceso, quieres acelerarlo. Es la naturaleza de la mente, que piensa que todo proceso puede ser acelerado. Pero ¿“quién” esta ahí para acelerarlo? El proceso se puede sentir y se acelera por si mismo, aunque no se haga ningún esfuerzo para ello, porque el esfuerzo siempre acompaña al “yo”.
Este proceso se puede sentir, pero según va surgiendo, seguirá existiendo la pregunta mientras esté el yo que se pregunte: “¿Cuál es mi función?”. La respuesta es que lo único que has de hacer es ni implicarte en el mismo, ni pensar en él. La idea surge de repente: “He vivido muchos de estos momentos” como pensamiento espontáneo sobre el cual no tenemos ningún control. Tanto si pensamos que estamos progresando como que no estamos progresando, sigue siendo un pensamiento que surge en la Consciencia sobre la cual no tenemos control alguno. Cualquier pensamiento, positivo o negativo, cuando no hacemos más que observarlo desaparece y ya no nos implicamos en él.
Encuentro de la Ciencia y la metafísica. El problema básico del ser humano es querer abarcarlo todo con su intelecto limitado, el mundo fenoménico y el no fenoménico. Un tornillo quiere conocer toda la máquina.
Heisenberg, quien formuló el principio de incertidumbre, dice: “El mero intento de invocar la imagen de las partículas elementales y pensar en ellas como algo visual supone la mala interpretación total de las mismas”. Esto es lo que pretende hacer el intelecto humano, y en el proceso de descubrirlo crea los problemas.
Hasta que el intelecto humano acepte que lo único que puede hacer es fluir con la naturaleza, jamás podrá comprenderla. Eso es en el plano de lo fenoménico. Entonces ¿cómo espera el intelecto humano conocer la fuente de la cual ha surgido este mundo fenoménico?
Heisenberg añade: “Los átomos no son cosas”. Los electrones que lo envuelven no son cosas describibles con ambigüedad, sino conceptos como ubicación, velocidad, energía y tamaño. Conceptos que puede entender el intelecto humano, pero si nos remitimos al plano atómico, el mundo objetivo espacio-tiempo ya no existe.
La unidad de la física es una conceptuación de partículas subatómicas invisibles, totalmente conceptuales.
La conceptuación del Advaita es un concepto.
Todo es un concepto. Todo lo que cualquier sabio, santo o cualquiera haya dicho es un concepto.
En el plano fenoménico, lo único que no es un concepto es el conocimiento de que todo ser humano, todo ser humano sensible, en todo momento de la historia ha sabido: Yo existo, Yo Soy en este momento, aquí y ahora
Pero incluso eso, en última instancia se convierte en una conceptuación.
La Consciencia es inmanente; esencia de todos los seres y de todas las cosas. Lo conocían y decían los místicos. Para los científicos cuanto existe es esta totalidad, y esta totalidad es ciertamente indivisible. La mente humana de sujeto-objeto divide lo indivisible por naturaleza y por consiguiente entre en conflicto.
Con nuestra visión física limitada solo vemos una parte del gran cuadro siempre presente, que tendremos que ver por secciones. Lo que era, es. Lo que es, es. Lo que será, también, será. Pero la mente humana es incapaz de saber esto salvo que sea mediante una percepción intuitiva, nunca a través del razonamiento. De hecho, cuando la razón se aparta se puede producir esta percepción intuitiva.
“Un Comienzo”, Introducción tomada de Ramesh Balsekar
Tomado de: https://laramadorada.wordpress.com/category/advaita/
I am so happy for you,living your best life. You made a great life decision, You should be proud of your choice. To travel and experience the beauty this world has to offer, is something most only dream of. Great job on your fab. Blog. Stay safe and wander on. Aurel Jarrid Nader